domingo, 13 de noviembre de 2011

A la búsqueda de un nuevo norte económico


Hay quien dice que las convulsiones de los mercados en las últimas semanas vaticinan un cambio de orden... coincido en que hay algo verdadero en lo anterior: debe haber un cambio de orden. Esta frase tan contundente no debe malinterpretarse como un grito a la insumisión... al contrario, jamás he estado tan sometido al orden establecido desde el momento en el que este orden se muestra tan débil que intenta por todos los medios sobrevivir a los gobernantes de los países, siendo Grecia e Italia los ejemplos más cercanos en el tiempo.

¿Ya está? ¿Y qué hay de los mercados? Quizás esa sea la pregunta que se formularán algunos. A ella yo respondería con un "¿y cuándo los mercados no han estado convulsos?" Para muestra un botón: equipos de analistas ocupan recursos humanos y técnicos para descifrar cuál será la evolución de las bolsas a un determinado plazo. El trabajo realizado es ingente y los resultados inmejorables... siempre se acierta.

¿Siempre? Las dudas deben haber dado un latigazo a las neuronas y algunos ya habrán dejado de leer estas líneas, a quienes hayan pasado la barrera y hayan continuado leyendo les diré que el sarcasmo es algo consustancial a mí. Tengo que decir que sí, que los equipos de análisis siempre aciertan... al final. Las continuas revisiones de las predicciones hacen que éstas se alíen con la realidad para conformar un esperpento. No hay otra forma de llamar a algo así dado que las predicciones realizadas se combinan con la realidad existente para formar una nueva realidad.

¿Con todo esto intento decir que los mercados debieran de cerrarse a cal y canto como promulgan ciertos anticapitalistas? no puedo negar que, en estos momentos en el que la brújula no encuentra el norte por estar sometida a demasiadas interferencias no se me haya pasado por la cabeza... pero un titular de prensa de esta jornada dominical me ha devuleto la fe en ellos: han logrado lo que innumerables escándalos no habían podido lograr... hacer que "Il Cavaliere" abandone la vara de mando en Italia.

¿Soy únicamente yo quien tiene un sabor agridulce por todo lo acontecido? Me invade la frase marxista de que "la Religión es el opio del pueblo" y no puedo más que pensar que alguien está dejando que los movimientos anti-este-sistema se crezcan para, al final, que nada cambie a nuestro alrededor. La economía no puede seguir siendo una lucha entre los factores productivos... El capital hace tiempo que se impuso al factor trabajo. Si queremos que algo cambie hemos de abrazar al capital y hacer que sea nuestro aliado. ¿Cómo? ¿Qué tal flexibilizar y simplificar el mercado laboral a cambio de dar entrada al factor laboral en los resultados de la empresa? En el último año hemos visto fórmulas de reducción del salario para mejorar competitividad y/o evitar despidos... ¿por qué no institucionalizar esta fórmula haciendo que un porcentaje de los emolumentos del factor laboral dependa de los resultados de las empresas? Así tendríamos un factor de autoajuste para tiempos de vacas flacas y, a cambio, un reparto de beneficios más equitativo en períodos de bonanza?

martes, 5 de julio de 2011

Educación... ¿es como buscar a Wally?

Cuando, en una entrada anterior, uno de los comentarios hacía referencia a la Educación (más bien a la falta de ella) uno de los problemas capitales de nuestra sociedad se me ocurrió dirigir el rumbo del blog hacia esta temática, que me parece tan compleja como interesante.

Una de las acepciones que he encontrado y que se ajustan a lo que creo que es la educación es la "socialización y aprendizaje encaminados al desarrollo intelectual y ético de una persona"... o, en palabras que hubiera utilizado yo: enseñar a vivir en comunidad en un marco de respeto.

Tal y como yo lo veo el respeto es un valor que brilla por su ausencia en muchos ámbitos de nuestra sociedad; adoptando esto como premisa me viene a la mente una cuestión fundamental: ¿podemos aprender de alguien a quien no respetamos? Desde la óptica de una persona adulta pudiera ser que nuestro cerebro y nuestra forma de ver lo que nos rodea nos permita separar respeto de aprendizaje. Ahora bien... ¿Ocurre lo mismo en la niñez? Tal y como lo veo parece complicado que un proyecto de persona que es todo impulsos naturales pueda aprender de alguien que no vea como su superior (a cualquier nivel) por lo que el sistema educativo ha errado en dos cuestiones fundamentales: socavar la autoridad pedagógica del profesor e intentar que la ética educativa sea tan laxa que se hayan perdido valores fundamentales como el propio respeto a quien tenemos frente a nosotros.

Terreno pantanoso este en el que nos embarcamos con este hilo de debate pero... ¿quién sabe a dónde nos llevará? Intentaré seguir expandiendo la idea sostenida en el párrafo anterior sobre las carencias del sistema educativo, pero quisiera que participarais intentando encauzar con vuestros comentarios este debate. Gracias de antemano y espero vuestras indicaciones, comentarios y, sobre todo, críticas a lo expuesto.

martes, 5 de abril de 2011

De Cajas... de marcas y de ángeles caídos

Las Cajas de Ahorro... otrora aquel "obscuro objeto de deseo". Parece imposible pensar que aquellas entidades centenarias que significan la mitad del sistema financiero español hayan pasado, de la noche a la mañana, a ser el apestado al que lapidar.
¿Qué ha pasado para llegar a esta situación? ¿Realmente se han hecho las cosas tan mal? ¿Ha sido todo una campaña orquestada para romper el statu-quo del sistema bancario en España? Quizás un poco de perspectiva nos permita hacer un análisis que no pueda ser tildado de partidista. Un libro que estoy leyendo (Los diez pecados capitales del márqueting; Kotler) sostiene, entre otras cosas, que hoy día las empresas no logran diferenciarse y no son capaces de detectar potenciales amenazas.

¿Cómo amenazar a entidades focalizadas en un territorio en el que tienen gran implantación y con gran arraigo social y cultural? ¿Se ha preguntado alguien si la alocada carrera por crecer fue producto de alimentar un ansia de poder y de status social? Es bien sabido que la fama sobrevenida a alguien que no esté preparado mentalmente para soportarla es un regalo envenenado. En estos casos la autocomplaciencia de quien se regodeó de presentar crecimientos de dos dígitos durante períodos tan sostenidos en el tiempo ha llevado al sector a una reconversión forzada

Focalizo este escrito, como ya habréis detectado, en que el problema de las Cajas ha sido su estrategia de crecimiento, precisamente porque se ha carecido de tal estrategia. En un símil muy utilizado por un muy apreciado amigo es como si nuestros mayores bancos y las cajas más modestas hubieran ido por autopista a 120 Km/h con unos vehículos relucientes pero, mientras las mayores entidades del país tenían bajo el capó un motor en consonancia con la carrocería y que ha mantenido la velocidad sin despeinarse... algunas entidades más modestas han puesto al límite el motor y ha hecho que se resienta un vehículo que podía haber soportado un acelerón puntual para llegar a una meta determinada, pero al que han gripado al no cejar en el empeño de mantener el acelerador pisado hasta el fondo pensando en que la gasolina que suponía la financiación mayorista no se agotaría jamás... craso error.

¿Son graves los daños a este vehículo? Sin duda los daños son importantes pero, si miramos a nuestro alrededor, en la mayoría de casos podemos ver cómo la imagen corporativa no ha caído en desgracia en las zonas naturales de influencia de nuestras cajas, en donde siguen siendo percibidas como un elemento propio de la sociedad que las vio crecer. Llegamos en este párrafo al punto neurálgico del escrito: Lo peor del escenario descrito es que las cajas parecen haber renegado de su imagen de marca y se están embarcando en la generación de marcas de la noche a la mañana en una carrera hacia adelante que recuerda, de forma alarmante, que seguimos yendo a 120 km/h cuando por ley ya no debiéramos de superar los 110 km/h.

¿A dónde quiero llegar con estas líneas? Recordemos lo que se propuso en el segundo párrafo de este escrito... Las cajas no han sabido ver que la amenaza estaba larvada en su seno y que han consentido en perder su elemento diferenciador expandiéndose de forma indiscriminada en territorios no naturales. ¿Había alternativas? Una crítica sin algo constructivo no sería una crítica; podemos dibujar escenarios alternativos... ¿por qué no crecer fuera del territorio natural utilizando las nuevas tecnologías a la par que adoptando una marca diferenciada que no permita fagocitar la base de clientes tradicional? ¿Por qué no se apoyó el crecimiento en sinergias y vinculaciones con grandes clientes, que hubieran borrado barreras y generado negocio desde el primer momento en nuevas localizaciones? Hay tantos posibles escenarios y combinaciones de los mismos que realmente da vértigo pensar en ellos... incluso el actual escenario de creación de enseñas en territorios no naturales parece una buena opción siempre que no se pierdan de vista los valores que llevaron a la creación de las fundaciones que han sido la simiente de todo esto.

Como corolario, quizás sería deseable que alguien redujera la velocidad a la que todavía se mueve el sector para poder ver las señales (de identidad) que todavía pueblan la carretera por la que transitamos, puesto que a esta velocidad únicamente vemos flashes esperpénticos de lo que antaño fueron empresas enraizadas en su entorno. Como siempre... espero que alguien me lleve la contraria a lo aquí expuesto para enriquecer el prisma que conforma la realidad que nos envuelve.

martes, 15 de marzo de 2011

Niebla nuclear

Lo confieso, soy culpable. Escribo desde un ordenador portátil conectado a un router wifi mientras veo una película en mi televisión conectada a mi consola de videojuegos. Si tuviera diez años menos sería etiquetado de friki sin dudar... y lo peor es que, tras la confesión, he de decir que no tengo propósito de enmienda. No pienso sacrificar ni un ápice de la comodidad de la que disfruto y, aunque soy consciente que todo tiene un coste, no me he planteado dejar de encender la televisión ni el ordenador a fin de ahorrar energía y no tener que azuzar una demanda eléctrica que, hoy por hoy, sólo la energía nuclear puede satisfacer a unos costes razonables.

Lo ocurrido en Japón es una tragedia sin paliativos, pero el peligro nuclear que ha generado no debiera de cegarnos como una espesa capa de niebla: las centrales nucleares no están ahí para darnos inseguridad, si no para proveernos de energía para acometer las tareas más cotidianas: calentar la leche en el microondas al levantarnos, escuchar la radio mientras desayunamos, refrigerar y conservar los alimentos... y tantas y tantas cosas que son consustanciales a nuestra humana urbanidad que si nos la arrebataran retrocederíamos siglos culturalmente.

¿Quiero decir con esto que hemos de minimizar un posible (y cada vez más probable) desenlace fatal en Japón? En absoluto, pero no creo que congelar y paralizar las centrales nucleares sea la solución. Nuestra humanidad social reside en la capacidad que tenemos de afrontar los desastres como catalizadores para que se generen soluciones a cuestiones que antes de un determinado suceso no se habían percibido como problemas.

Crucemos los dedos para que lo sucedido en el país del sol naciente no pase de los titulares de los medios de comunicación... esos mismos titulares que brillan en el televisor, que resuenan en la radio y que deja la impronta de la rotativa. Esperemos que esos titulares no sean tan densos como la niebla que nos impidan razonar por nosotros mismos.

martes, 28 de diciembre de 2010

Bulimia informativa

Más de un trimestre sin escribir nada. ¿El motivo? Necesitaba hacer una cura de reposo informativa y, hasta que he tenido un período vacacional, esto no ha sido posible. ¿La razón? Saturación informativa; la ingesta de información ha sido tan grande y tan desinformativa para mí que he preferido hacer una sanación dado que cuanta más información leía (oía, veía, etc.) más ansiaba tener. Ésto ha provocado una necesidad de regurgitar lo que estaba todavía sin digerir para afrontar una nueva andanada informativa. El resultado ha sido el equivalente cerebral al peor dolor de estómago que se pueda soportar y me llevó a tomar la decisión durante el período vacacional que estoy disfrutando de digerir más despacio y seleccionar más las fuentes de información.

¿La amalgama resultante? Sigo, como el común de los mortales, sin entender nada de lo que acontece hoy día en el panorama político. Me he despertado hoy con la noticia de una subida del recibo de la luz para el año que estamos a punto de estrenar de más de un 9%. Ya está que todo en esta vida se puede relativizar, y que todos podemos utilizar las cifras para argumentar una posición para, a continuación, argumentar lo contrario. Lo cierto es que, como economista, no puedo echar la primera piedra sobre esta situación pero lo que sí pido es que las cifras en política tengan el tope de la integridad de los ideales de cada partido.

¿Por qué digo esto? básicamente porque me duele que un partido "obrero" haya hecho la batería de recortes más abultados de este siglo (aprovecharemos que el siglo comenzó hace una década). Yo, que soy muy dado a las expresiones costumbristas, he de citar una muy mallorquina que se da cuando alguien muestra sus carencias de forma tajante. En la isla decimos "és que no en sap més" (es que no sabe más). De nuestro presidente podríamos decir lo mismo.

¿A dónde nos lleva el escrito? A que, cuando el año pasado ya se vio que el proceso de salir del pozo sería lento y doloroso, ya se entreveía que la ley del péndulo actuaría y pasaríamos de una época de inversiones con tasas de retorno negativas (esos maravillosos carriles bici tardarán mucho a dar fruto) a una época en que se tendrían que sacrificar inversiones productivas por falta de financiación. Lo que no se esperaba un servidor es que éste movimiento lo hiciera el partido "obrero" en lugar de entonar un "no en sé més" (no sé más) y dejara las manos libres a un sucesor validado en unas primarias aceleradas.

Lo que hizo (por inacción) nuestro presidente pasará factura a la generación actual durante muchos años, muchos más que los dos que van a retrasar nuestra edad de jubilación; pero lo más grave es, una vez metidos en el hoyo, las acciones que está tomando y que pasarán factura a su propio partido político y, créanme, con esto perdemos todos dado que unos partidos fuertes e íntegros es lo que necesita nuestro país para generar el debate de ideas que se requiere hoy día.