jueves, 12 de agosto de 2010

¿Dar de comer o quedar bien en los Presupuestos?

Ahora hace buen tiempo y los días son largos... ¿Quién no ha tenido ganas de coger todos los libros y apuntes de sus estudios y hacer una barcacoa con ellos? Máxime cuando se ve cómo lo estudiado no cuadra con la realidad que nos rodea. En esta tesitura me encuentro desde hace un par de años y por dos razones totalmente antagónicas: La primera fue la inyección de dinero a espuertas que hizo el gobierno español con el objetivo de compensar la bajada de la actividad privada; se instrumentaron diversas medidas que se han demostrado, como poco, no demasiado eficientes... máxime cuando la actividad empresarial no se recuperó y, en cambio, el agujero causado en las cuentas del Estado nos ha llevado una situación totalmente antagónica en la que la prioridad ya no es favorecer el crecimiento si no restablecer el equilibrio presupuestario.


Respecto a lo expuesto en el párrafo anterior cabe decir que, desde una perspectiva económica keynesiana (en la que el Estado asume un papel activo en la dinamización de la economía), la asunción de un determinado nivel de deuda para reanimar una economía maltrecha cuadra con los esquemas predefinidos... el problema es ejecutar programas eficientes que hagan que el dinero circule y pueda crear empleo estable que propicie el consumo responsable. La ortodoxia económica nos dice que la proporción de consumo es mayor en el segmento de rentas bajas, esto es, no por tener más gastamos más. Si esto es así parece que el caballo de batalla es elevar la renta disponible de este segmento dado que serán los más proclives a gastar más (o, simplemente, a llegar a final de mes sin tirar de la tarjeta de crédito).

Llegados a este punto nos toca ahora examinar alguno de los programas llevados a cabo en estos últimos años y enfrentarlos a nuestro sentido común:
  • Cheque bebé: No descubriremos nada nuevo si decimos que los 2500 euros con los que viene cada recién nacido bajo el brazo no van a servir para que el bebé se independice económicamente de sus progenitores, pero a partir de determinados niveles de renta de la pareja en estado de buena esperanza no parece que esta asignación sea de lo más eficiente.
  • Los Euros virtuales: La decisión del Ejecutivo de "regalar" 400 euros a los asalariados no parecía una mala medida aunque, como en el caso anterior, el hecho de hacerlo extensivo al conjunto de rentas bajas, medias y alta tampoco parece el método más eficiente, de hecho incluso el Gobierno se percató de esto y cambió los criterios de asignación a fin de restringir esta ayuda a los niveles de renta más bajos. Pero en este caso hubo un problema añadido... ¿dónde fueron a parar los 400 euros? se articuló un sistema por el que a cada trabajador por cuenta ajena se le retenía un porcentaje menor en la nómina, por lo que a final de mes se le veía incrementada la nómina en una cantidad mínima de la que nadie era realmente consciente.

Hasta aquí parece que las ayudas directas no han tenido los resultados que podríamos prever... pero es que las ayudas vía inversiones no le han ido a la zaga. El Plan E ha generado a lo largo y ancho de nuestro país unos carriles bici maravillosos y unas aceras relucientes. El problema es ahora que parece que los que han resultado beneficiados por estos planes han ido corriendo al concesionario de coches antes de que se acabaran las ayudas a la compra de vehículos nuevos.


¿A dónde quiero llegar con estas líneas? Lo único que pretendo transmitir es que parece que no hay un elemento de cohesión en las políticas emprendidas, fruto de una falta de visión global en lo concerniente a la política económica. El Estado debe ayudar a la maltrecha economía como el hermano mayor al hermano menor o como el padre a sus hijos, pero para ello requiere de unas bases y de unos razonamientos sólidos y que muestre a dónde quiere llegar. La última decisión ha sido reactivar unos proyectos de Obra Pública que se habían paralizado para paliar el déficit presupuestario. Estos cambios de sentido en las políticas no son la mejor señal para ayudar en un proceso de recuperación sostenido. De la misma forma tampoco creo que plegarse a las exigencias de la Unión Europea sea lo que más conviene a nuestro País. Sigo sosteniendo que una inyección de capital para aliviar la bajada en la actividad económica es lo que necesitamos, pero hay que cuidar muy mucho en qué se gasta dado que los grandes bloques económicos han puesto la lupa sobre cada decisión que tomamos... y un país como España no se puede permitir la retirada de la confianza (y del dinero) de los no residentes.


Como colofón y para revestir a este escrito de un espírito constructivo decir que del bache se sale si todos empujan hacia el mismo lado, y que lo más probable es que, aunque tengamos que asumir unos años más de desfase presupuestario, lo importante es que el dinero se emplee para elevar nuestro crecimiento potencial a largo plazo y no para pagos corrientes. Con esto quiero decir que hemos de poner en segundo plano el seguir ayudando al consumo corriente y primar la inversión en bienes que supongan cambios duraderos en el sistema productivo, intentando lentamente desplazar a la piedra y al sol el liderazgo en nuestro tejido productivo. Es un proceso arduo, costoso y sin fecha de finalización, pero está en nuestras manos marcar una fecha de inicio... ¿será hoy? lo dudo, pero soñar es gratis.