jueves, 16 de septiembre de 2010

Doctor, ¿por qué me afeitan las ingles cuando me pincha el corazón?

Acostumbrado ya a lo tedioso que son mis escritos he decidido darle un titular que captara la atención, ahora lo único que tengo que hacer es que el título quede en el subconsciente y navegue de neurona en neurona (antes solía decir que iba por el tejido neuronal, pero recientemente me han abierto los ojos y me han demostrado que las neuronas no conforman tal tejido). Así que intentaré ser  breve exponiendo lo que desarrollaré a continuación. Una aportación a la anterior entrada en el Blog preguntaba si lo que se está haciendo hoy en día a nivel de política económica nacional adolece de una buena ejecución o si, de otro lado, como reza el titular de la entrada, no se está viendo la verdadera naturaleza de la crisis y se está atendiendo al paciente sin tener en cuenta que (siguiendo con el símil hospitalario) lo que hay por ahí es un virus a nivel planetario.

Vamos a estrenarnos hablando de la Unión Monetaria Europea (UME). Al ser miembro de pleno derecho de la Unión (monetaria, recordémoslo porque es importante) se adoptó la moneda única, el Euro. Éste paso que pudiera pacer tan sutil tiene importantes consecuencias y es aquí donde entramos ya en materia: Un país, para articular medidas económicas, dispone de herramientas que podemos clasificar en dos grupos: medidas monetarias y medidas fiscales. Veamos un pequeño ejemplo de cada una de ellas:
  • Medida Monetaria: La más ortodoxa es establecer los tipos de interés de un país en un nivel determinado. ¿Por qué? Pues porque en los momentos del ciclo económico en los que todo parece ir bien parecería sensato pensar que hay que frenar un poco las cosas. Pongamos de ejemplo un carromato con caballos (sí, son demasiadas las películas del Oeste que servidor ha visto); en momentos en los que se va a la carrera la estabilidad del carromato corre peligro, sobre todo si hay algún bache o curva en el camino, por eso sería deseable poder frenar a los caballos. Volviendo a los tipos de interés eso se lograría estableciéndolos en niveles elevados, en donde la actividad económica se ralentizaría ante la dificultad de financiar oportunidades de inversión. Por contra, si lo que buscamos es acelerar el crecimiento económico parecería sensato establecer los tipos de interés en niveles más bajos para incentivar el crédito y animar a los agentes a invertir.
  • Medida Fiscal: Cada vez que cae una hoja del calendario y recibimos el sueldo la alegría nos dura lo que tardan en llegarnos los apuntes de los servicios básicos que consumimos: luz, agua, gas, teléfono, alquiler (o hipoteca). Pensándolo bien es normal que las entidades financieras estén demonizadas hoy día dado que han tomado el papel del antiguo cobrador que iba de casa en casa haciendo efectivos los recibos... el peor de ellos el de "los muertos" (el seguro de decesos). Pues bien, volviendo al hilo conductor del escrito las políticas fiscales incidirían aquí en aumentar o disminuir la renta disponible a fin de penalizar el consumo o de fomentarlo. Así, medidas como bajar el Impuesto sobre la Renta o el Impuesto sobre el Consumo (IVA) nos permitirían disponer de más dinero cada principio de mes para consumir (o para invertir, o para ahorrar).
   Una vez que hemos visto qué podemos hacer para animar la economía ahora viene el análisis de lo que se ha hecho: ¿bajar las retenciones del IRPF? no sirvió porque no fuimos conscientes de que teníamos más poder adquisitivo. ¿Hacer infraestructuras sin control como los carriles bici? Más valía que nos hubieran comprado bicicletas a todos para poder aprovecharlas. A mi juicio ha fallado el análisis de cómo hemos llegado hasta aquí: durante una década el crecimiento de nuestro país no ha tenido comparación entre sus homólogos europeos, pero ya hemos dicho que cuanto mayor es el crecimiento más patentes se hacen las debilidades ante cambios bruscos... y voilà, el carromato de la economía española volcó ante el bache que supuso la crisis inmobiliaria. Lo peor de todo esto es que hemos volcado sobre un lodazal sobre el que si nos movemos rápido lo único que hacemos es hundirnos más. Tal y como lo veo yo una situación a la que se ha llegado én una década no la podemos salvar en uno ni en dos ni en tres años. Es más, si lo que queremos es prevenir que se repita por las mismas circunstacias deberemos de hacer que cambie todo el marco económico que ha permitido que esto ocurra. Como bien dice un amigo mío que tiene mucho de sentido común (que, como ya sabéis, es el menos común de los sentidos), cambiar un modelo productivo supone invertir ahora en formación, y no podremos reciclar todo el capital humano; dentro de unos años en infraestructuras al efecto... y, si todo va bien, en una generación habremos podido cambiar el modelo. Ahora bien, ¿cómo puede hacerse eso con un período electoral cada cuatro años y con el sentido de visión de futuro que tienen nuestros dirigentes?  Se admiten apuestas (y no vale poner velas a Santa Rita).

6 comentarios:

  1. Muchas gracias, de verdad, por recoger la pregunta que dejaba en el aire y darle respuesta, todo un gran detalle para mi primer comentario en el blog, que como la mayoría de las buenas respuestas resuelve unas dudas para plantear otras, como la que sugieres al final del post.

    Yo también he visto muchos westerns y creo que es muy apropiado tanto el escenario, un tiempo en el que la gente buscaba nuevos horizontes económicos, como el símil del carromato volcado en arenas movedizas. Los que viajaban en aquellos carromatos son los mismos que ahora tendrán que bajarse para descargar peso y empujarlo con la esperanza de que sus hijos tengan alguna posibilidad de futuro. Como bien dices “si nos movemos rápido lo único que hacemos es hundirnos más”, así que muchos de los obligados a abandonar el carro se hundirán del todo, otros, como unos cuatro millones, se quedarán literalmente parados y los demás irán más lentos de lo que sus potenciales formaciones les permitirían.

    En definitiva, que por lo que se desprende de tus, en mi opinión, acertados razonamientos, todo apunta hacia una generación perdida, el precio que hay que pagar porque los dirigentes no supieron sujetar a tiempo las riendas de unos caballos desbocados y encima hay que confiar en que ahora tengan visión de futuro en “Horizontes lejanos” ¿Seguro que no podemos poner velas a Santa Rita?

    Un saludo y gracias de nuevo por estrujarte las neuronas por nosotros.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por evitar que esto sea un monólogo. Si bien alguien me ha comentado que lo pongo todo demasiado negro recordad que un razonamiento supone simplificación. Se tomarán distintos caminos y todos nos sacarán del entuerto. La cuestión es sacarnos de forma que no caigamos por los mismos motivos.

    ResponderEliminar
  3. Yo no soy un experto, pero sigo pensando que tus planteamientos están bien argumentados y que coinciden en muchos aspectos con una mayoría de informes que apuntan al agotamiento del anterior modelo de crecimiento económico. Por lo tanto, creo que es bueno ir hablando de posibles alternativas, muchas veces los periodos de incertidumbre han servido para explorar nuevos caminos que dentro de la comodidad de la burbuja inmobiliaria nadie hubiera necesitado plantearse.

    Además, si durante el periodo de crecimiento económico los informes sobre educación nos situaban en los puestos de cola de Europa tanto a nivel de resultados de primaria como de secundaria y sólo destacábamos por arriba en la estadística de fracaso escolar, nada hace pensar que en este periodo de crisis las cosas vayan a mejorar. Si a esto le añadimos que España es el país donde más ha aumentado el porcentaje de jóvenes ni-ni y con mayor índice de paro juvenil, no me parece descabellado hablar de una posible generación, si no “perdida”, si al menos “desorientada”. Eso no quita que los números a nivel universitario sean buenos y el potencial de la generación en conjunto suficiente para garantizar un futuro (me imagino que las crisis de nueva generación también tendrán soluciones de nueva generación), pero su panorama a día de hoy, si no es negro, es gris bastante oscuro.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. ¡Bien! Veo que hemos llegado a un tema clave. ¡La educación! Me parece un ángulo muy interesante por el que seguir abordando la problemática que nos envuelve. A ver si le sacamos un poco de jugo.

    ResponderEliminar
  5. Estoy bastante de acuerdo en que la educación es clave en el futuro de una sociedad, y no sólo desde un punto de vista económico. También influirá en la crisis de nuestro país los datos que aporta Txusfin en cuanto a educación y que nos sitúan a la cola de Europa.

    Pero, aun así, tengo dudas de que la formación deba ser el primer factor impulsor del cambio que necesitamos, tanto nosotros como el resto de países inmersos en la crisis. Otros países con mejor nivel de educación que el nuestro también han caído.

    La formación y la educación es básica, no lo discutiré. Pero yo creo que la clave es la ética: continuos casos de corrupción política aprovechando una posición dominante, falta de responsabilidad en altos cargos aprovechando una posición dominante, dudosas decisiones en los mercados de capitales e inversión... estas posiciones dominantes dificilmente pueden eliminarse, por mucho que reduzcamos la estructura piramidal.

    Mientras la sociedad piense en su bienestar individual, el "yo primero..." o el "quiero más...", antes que en un bienestar individual que enriquezca también al colectivo (y ahí es donde entra también la educación para hacer llegar estos valores a la nueva generación), el resto de medidas creo que no resultarán eficaces si queremos un cambio de modelo.

    Releo el párrafo anterior y me resuenan los ecos del comunismo.. y no es mi intención, creo que hay un término medio.

    Espero no rebajar las aportaciones más optimistas que nos insufla Paco en este post, quizás no me he recuperado completamente del visionado de "Buried", película que os recomiendo y que toca en ciertos aspectos la problemática que comentamos.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  6. El problema, Syrio, es que hemos acotado demasiado el término "educación" y ahora lo identificamos como la mera adquisición de conocimientos. Querría ver cómo se vuelve a su acepción principal, que no es más que la socialización y aprendizaje encaminados al desarrollo intelectual y ético de una persona.

    ResponderEliminar