miércoles, 28 de abril de 2010

La transformación del Sistema Financiero Español (y van...)

Mucho ha llovido desde que las grandes fusiones bancarias nacionales coparan los titulares de la prensa. De hecho, fue en 1999 cuando la última de estas fusiones se fraguó y creó el Banco Santander Central Hispano. Desde entonces los movimientos de concentración se han continuado dando aunque los titulares han sido mucho más comedidos. Llama la atención en estos últimos veinte años que los bancos pequeños no han podido resistir los movimientos de concentración y han sido absorbidos por otros Bancos y Cajas, amén de las fusiones regionales que han soportado estas últimas.

Las Cajas... ese oscuro objeto de deseo. Lo que se va a plantear en los siguientes párrafos es la idea que me corroe por dentro de que se está gestando el final de las mismas tal y como las conocemos. El punto de partida de esta aseveración es el siguiente: las Cajas son un elemento dinamizador de la economía de una región.

Elemento dinamizador... bonito eufemismo para decir que son vehículos económicos poderosos que, vía la Obra Social, destinan recursos a actividades que pueden aportar mucho rédito no ya a la propia Matriz, si no a las corporaciones locales y autonómicas en donde prestan los servicios. De hecho, en estos últimos años las Cajas han aparcado su carácter de fundaciones sin ánimo de lucro mercantil y se han dejado deslumbrar por los crecimientos experimentados por el sector bancario, borrando las fronteras autonómicas en donde tradicionalmente se circunscribía su actividad y extendiendo su red de oficinas más allá de su territorio natural.

Los años dorados del sector financiero acabaron con la crisis de 2008, en donde se puso de relieve que todo crecimiento contra natura tiene un precio. Todo el sector se apuntó a crecer a cualquier precio. Por desgracia el sector en estos momentos, salvo honrosas excepciones, ya no lucha por crecer... si no por no desaparecer. Trágico final para un ágape del que todos hemos participado sin pensar que no tendríamos para pagar la cuenta.

Llegamos al meollo de la cuestión: si estos elementos dinamizadores que son las Cajas resulta que más que aportar son un lastre para su comunidad lo más lógico sería deshacerse del lastre. Ello nos conduce a una espiral de fusiones, ya sean virtuales o reales, que pueden tomar dos vías:

  1. Intraregionales: Vemos que las corporaciones autonómicas son proclives a unir Cajas del mismo territorio. Esta solución aseguraría el control de la Asamblea de la entidad resultante a cambio de un alto coste social derivado del solapamiento de mercados.

  2. Interregionales: Este segundo modelo opta por esquemas de colaboración a distintos niveles sin renunciar a la identidad regional de sus componentes.
Ambos modelos tienen sus pros y contras, aunque desde el punto de vista económico parece que el segundo podría resultar más eficiente. Pero lo que realmente llama la atención es la actitud de los dirigentes de las entidades afectadas por alguno de estos procesos, que són más de la mitad de las Cajas que configuran el panorama actual. El sometimiento a las directrices del regulador sobre los movimientos de concentración nos hace pensar que, o hay demasiados bultos bajo la alfombra y es preferible que no miren debajo, o bien esta pérdida de autonomía está asumida y se ha compensado la pérdida de poder con la retención de puestos de responsabilidad en el entramado de empresas participadas que todas las entidades han creado y que son, de facto, corporaciones.

Hasta aquí la disertación... lanzando una pregunta al aire: ¿creen que la actitud de sometimiento responde a una estrategia de perder poder de decisión en las Cajas a cambio de mantener los sillones en las empresas que conforman la corporación? Espero aportaciones al respecto. 
  

3 comentarios:

  1. Parece probable, quizás ayude a acelerar la transición pagar un precio por este sometimiento en forma de "mantenimiento de sillones".

    Pero deseable... ¿es conveniente que los responsables de entidades que han "colaborado" con la crisis actual sean también los responsables de las nuevas corporaciones?

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  2. Muy acertada tu reflexión... y totalmente en línea con lo que pienso.

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  3. Voy con retraso...pero sería deseable que alguno de los que nos han metido en este meollo dejase la poltrona. ¿Qué se ha hecho del Sr. Moltó ex de CCM?, seguro que su sillón es mucho más confortable que el mío.
    Vosotros que sois más listos que el que suscribe estas líneas, ¿es tan necesaria esta reestructuración ordenada?, ¿qué porcentaje de política hay en las decisiones del regulador?

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